dissabte, 26 de setembre del 2015

¡Hola a todos y a todas!
El pasado martes 22 de Septiembre, en la clase de Tecnología Educativa, estuvimos trabajando un texto conocido como “La innovación social y el nuevo discurso del management: limitaciones y alternativas”, escrito por Luis Enrique Alonso y Carlos Jesús Fernández Rodríguez.
Nos pareció un texto muy interesante a trabajar, ya que trataba sobre una serie de aspectos que son necesarios llevar a cabo para adquirir o transmitir una buena enseñanza.
El texto nos hablaba de la necesidad de llevar a cabo una reforma social, pero ¿cómo podríamos establecer esta reforma? El mejor modo para ello, es ofreciendo a los alumnos una mayor libertad y capacidad de innovar dentro de su proceso de enseñanza-aprendizaje.
 Pero esto de innovar, ¿solo puede hacerse posible en el ámbito educativo? Nosotras pensamos que no. No solo debe llevarse a cabo dentro del ámbito educativo, sino también dentro del ámbito laboral.
La innovación nos ayuda a adquirir un mayor aprendizaje haciéndonos los protagonistas de este proceso. Por ello debemos plantearnos, ¿para qué innovar?
Tanto la educación como el mundo del trabajo, siempre se han visto sujetos a la competitividad. No estudiamos o trabajamos para sentirnos realizados, sino para ser mejor que el resto. A través de la innovación lo que se pretende es eliminar esa competitividad y esa monotonía del aula, del despacho, etc. formándonos como personas más cooperativas.
Por tanto, consideramos que la innovación es muy efectiva para mejorar aquellos aspectos negativos con los que nos podemos encontrar, ya que pensamos que los cambios siempre son positivos. Pero ¿sería positivo llevar a cabo una innovación continua y perpetua?
En todo momento debemos saber cuándo es necesario innovar y cuando no. Por ello, tenemos que ser conscientes de este proceso y no hacer un uso abusivo de él, ya que si el proceso que se está llevando a cabo en la escuela o en el trabajo es el adecuado, tal vez no sea necesario innovar para establecer un cambio y deberíamos mantenerlo como está.
Por otro lado, vemos la importancia que tiene el eliminar aquella imagen negativa que se tiene del despacho o de la misma escuela, para tener una mejor visión de éstos, percibiéndolos como un espacio de juegos, con un clima agradable,… Si logramos alcanzar esto, haremos que los empleados o los estudiantes se sientan más motivados, y por tanto, sean capaces de llevar a cabo una mayor innovación, estableciendo una mayor creatividad,…
Pero, ¿cómo podemos crear a personas creativas? Personalmente consideramos, que si a las personas se les ofrece la libertad que necesitan para desarrollarse por ellos mismo, conseguirán ser más creativos que si les cohibimos y limitamos a, simplemente, hacer lo que una persona (ya sea un maestro, el jefe,…) les marca.
Por otro lado, también nos gustaría destacar la cooperación, ya que consideramos que cuando una persona se encuentra en relación a otras, surge una mayor variedad de ideas y suelen ser más creativas y creativos. Además de esto, consideramos que a través de la cooperación se establece una eliminación, en cierto modo, de aquella competitividad de la que hablábamos en un principio, formando a personas más justas, sociables y unidas.
Por tanto, como conclusión queremos destacar la idea de que, si hacemos uso del proceso de innovación y de la creatividad, sin abusar de ellos, podemos lograr un mayor desarrollo de las personas tanto de manera individual como de manera social.

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